Pique Longue, vía Norte Clásica - Agosto 2015
Después de muchos años soñando con esta pared por fin le llegó su hora. Encontrar un compañero de cordada con el ánimo dispuesto para meterse en estos berenjenales no siempre es sencillo y este agosto coincidí con Jesús, una colaborador de Vertikalist que a sus 56 años está hecho un chaval. La propuesta le sedujo a la primera. Teníamos todo lo necesario: ilusión, unos días de buen tiempo y la paz necesaria que te confiere unos días de vacaciones por delante. Después de 4 horas desde Pont d'Espagne nos plantamos en el pie de vía, después de superar una profunda rimaya. A las 7.30 empezamos a escalar esta gran clásica, abierta por los franceses Henry Barrio y Robert Bellocq en 1933. Sí, hace 82 años! Estos conquistadores de gestas que no valen nada porque no se pagan con dinero, nos enseñaron el camino a las grandes paredes. Con el equipo que utilizaban en esa época y unos escasos medios técnicos, se aventuraron en esta pared de 900 m y lograron abrir esta vía en la pared más larga de los pirineos. He leido en algun lugar que abrieron la vía sin usar pitones!
Después de recorrer esta ruta no puedo más que sacarme el sombrero y mostrar mi admiración y gratitud a estos dos pioneros que nos enseñaron que el camino hacia las grandes paredes era posible.
Cara Norte del Vignemale
Trazado de la via que asciende hasta el pico Pique Longue
Grietas en el glaciar de Oulettes
Haciendo "el indio" en la rimaya para acceder a pie de vía.
Llegando a la primera reunión, siguiendo la veta de ofita verde.
En mitad de la pared, una inmensidad de roca en un entorno salvaje.
La zona de los Esquistos rojos, un rompecabezas de roca muy rota donde has de extremar la precaución. Cualquier agarre puede tener sorpresa! Suerte que no olvidé nada ahí que me haga volver!
Dos cordadas que adelantamos nos seguían de cerca ya llegando al espolón cimero.
Después de 10 horas metidos en esa pared llegamos a la cima. Una tarde placida con una visibilidad excelente nos permite disfrutar de las moles de Gavarnie y Ordesa, siguiente objetivo (en la foto, al fondo). Después de una bajada larguísima llegamos al el coche a las 23.50 h. 21 horas después. Derrengados, extenuados, doloridos, apenas tenemos ánimos para cenar algo. Ya en el saco de dormir comentamos la jugada y nos sentimos felices. Rememoramos los momentos vividos, la vía, los pasajes de escalada... el vivo recuerdo de la experiencia nos mantiene excitados y no conciliamos el sueño. Al menos estamos en horizontal. Mañana será otro día y no tenemos otra que hacer que descansar y recuperarnos. La impunidad que te dan las vacaciones y la sensación de tenerlo todo hecho nos dibuja una sonrisa con la que nos dormimos.
Carles Canós
Cordada:
Jesus Alejandre
Carles Canós
Carles Canós
